Algún que otro aviso nos había llegado. Tras darnos una sorpresa agradable con su debut (Primeras marcas, 2014), Hans Laguna nos sorprendía con un requiebro creativo en el experimental Oteiza (2013), disco conceptual en torno al escultor Jorge Oteiza.
Cabía sospechar que no estábamos ante un artista más al que podíamos encajar indolentemente en el panorama indie patrio, por más que aquel primer disco nos dejase alguna pieza como Final feliz o La edad media, con todos los ingredientes para convertirse en pequeños himnos de nuestra escena. No en vano, eran canciones que convivían con citas a Kafka (Aforismo), con bellos diálogos entre melodía y ruidismo (Cuidarse la piel), o con singulares apropiaciones de algunos preceptos del krautrock (Cuidarse la piel).
Una vez expuestas sus cartas más atrevidas sobre la mesa, ¿hacia dónde se dirigiría Laguna en su siguiente trabajo, el de su regreso al formato canción? La respuesta es Deletrea, un disco de canciones, sí, pero de canciones ajenas a cualquier tipo de ataduras sonoras o de formato.
Que nadie se asuste: si hay algo que cabe destacar de este nuevo paso (¿definitivo?) de Laguna, es su capacidad para saltarse normas y para experimentar sin por ello perder la capacidad de comunicarse con el oyente y apelar a sus emociones más profundas. Esto es pop, solo que no se nos presenta de la manera habitual. (…)
Sergio Miro en Indienauta