Retorno a lo grande de Josh Tillman, quien con Father John Misty ha creado un personaje sofisticado que conecta con clásicos –de Randy Newman a James Taylor y de Joni Mitchell a Gram Parsons– y con contemporáneos como Nico Muhly o Thomas Bartlett, que colaboran en el disco con lujosas orquestaciones, detalles experimentales y raudales de dramatismo. Las canciones discurren a fuego lento, con la ayuda de Gavin Bryars –arreglos de viento, cuerda y corales– y Jonathan Wilson como coproductor. Con ellos revive el soft rock de Laurel Canyon y experimenta en zonas desconocidas, como la de “So I’m Growing Old On Magic Mountain”,diez minutos de psicodelia celestial muy acorde con su admirado Damien Jurado.
La minuciosa ilustración de la portada, obra del caricaturista Ed Steed (‘The New Yorker’), refleja la compleja personalidad de un dandi que se codea con Lana Del Rey y escribe canciones de largos títulos, emulando la edad de oro del pop, la de Steely Dan, Hall & Oates y Elton John. Ahí está la inflamada “Things It Would Have Been Helpful To Know Before The Revolution” para recordarlo. Otra balada es “Birdie”, doblemente atractiva por su melodía y por las disonancias sintéticas que la desdibujan. Y “Leaving LA”,que supone un hito con sus trece minutos de lamento trágico entre el sonido americana y Kronos Quartet.
La grandiosa canción titular indica el tono narrativo y descarnado del álbum preguntándose “where did they find these clowns they elected to rule them”. Su vena espiritual y religiosa explota en la plegaria “When The God Of Love Returns There’ll Be Hell To Pay” y el sentimiento contenido y arrebatado impera también en “Ballad Of The Dying Man”, culminada por una masa coral y en las antípodas de la concisa “Total Entertainment Forever”, el único tema de dos minutos y el single más claro.